El escudo de la Hermandad
Generalmente el sistema heráldico de las cofradías muestra poca rigurosidad en la descripción, ya que se limita a presentar los elementos (muebles) que componen el escudo, sin aludir a su posición en el blasón, ni colores (esmaltes y metales), reduciéndose a ofrecernos una explicación más o menos acertada del escudo de la corporación.
El escudo de nuestra hermandad según el libro de reglas en su regla nº 6 capítulo II y bajo el epígrafe Descripción y dibujo del escudo nos lo describe así: «El escudo de la Hermandad lo compone un corazón sangrante con las cinco llagas rodeado de una corona de espinas. Arriba del corazón, la Cruz con los tres clavos, todo enmarcado por el Santo Rosario y una orla que partiendo de abajo hacia arriba, quede cerrada por la corona real».
El corazón sangrante y rodeado de espinas junto a los tres clavos y la cruz, son elementos que representan la pasión de Cristo.
Su simbología es clara: el corazón sangrante como signo del amor y de los sufrimientos del Salvador, la corona de espinas y los clavos son atributos de la Pasión y Crucifixión de Nuestro Señor, y la Cruz el símbolo de la redención del genero humano.
El Santo Rosario hace clara alusión a Ntra. Sra. del Rosario titular de la Hermandad desde el 29 de Junio de 1988, fecha en que se incorpora a ésta tras la fusión de ambas corporaciones.
La orla apergaminada huye del tipo de blasón tradicional, ovalado o español, y está en consonancia con ese gusto barroco propio de nuestras cofradías.
En cuanto a la corona real, ésta no comienza ha utilizarse hasta el s. XIX a raíz de la aprobación de las Reglas por el Real Consejo de Castilla, ostentando desde entonces el título de Real.
En el transcurso de los tiempos han prevalecido en el escudo de nuestra hermandad dos elementos: El corazón y los clavos, atributos que han perdurado a lo largo del tiempo, aunque sin ofrecer uniformidad. Se pueden apreciar ambos en casi todos los enseres de la hermandad desde el siglo XVIII, vara de regimiento del Mayor-domo, pasando por el siglo XIX, época que conocerá un apogeo sorprendente, en lo concerniente a incremento de en-seres, y donde encontraremos estos emblemas en piezas como: el estandarte, la seña, el palio, vara del Rector, dosel, manto, etc.; hasta nuestros días en los que la creación de nuevos enseres tampoco a unificado el criterio heráldico de la hermandad.
Pero, quizás, lo más curioso, es que aunque sean estos elementos los más usuales en la heráldica de nuestra hermandad, en su origen son otros los utilizados, como lo atestiguan las reglas de 1561, las cuales en su capitulo VIII nos indican: «… la dha hacha ha de ser leonada, pintada con las armas qe tiene nra cera, las quales son un escudo pintado con las cinco plagas; y el qe fuese de sangre sea obligado a traer su túnica, y su escudo pintado con las dhas cinco plagas…».
Sin duda, esta originaria corporación responde a los dictados de su tiempo, y los símbolos que usa son pocos, simples, fáciles de «leer» y de memorizar. A la vez que su representación gráfica entronca con el carácter de cofradía de sangre que detentaba, como así mismo lo atestigua que junto a los cultos en honor de la Cruz, tenía como fiesta principal la celebración de la primera y preciosa Sangre que derramó nuestro Redentor, que celebraba el día de la Circuncisión del Señor.
Lo que cabría preguntarnos es, en que momento y porqué ese cambio. La no existencia de reglas desde el siglo XVI hasta el siglo XIX y la circunstancia de que las primeras de esta centuria (1806) no recojan ninguna descripción del emblema de la hermandad, tampoco ayuda a responder estas preguntas.
Mención aparte tiene la interpretación del escudo que utilizan nuestros hermanos en sus túnicas durante la estación de penitencia. Tras la implantación de la nueva túnica, allá por la década de los años 20, éste se unifica debiéndose su diseño a N. H. Josefa Jiménez, la popular Pepita Jiménez (q.e.p.d.), que se basa para crearlo, en el dosel de nuestro titular; utilizando las hojas de cardo a modo de lambrequines que adornan el motivo central (escudo ovalado timbrado por corona real y dentro de este corazón inflamado, llagado y sangrante rodeado de espinas surmontado por tres clavos.). Esta planta de hojas espinosas simboliza el sufrimiento y la austeridad.
Antes de esta reforma, las túnicas eran privativas de unos pocos hermanos «Hacerse una túnica de estilo antiguo, de terciopelo, escudo de plata y cinturón de esparto con multitud de borlitas de crin, costaba unas 250 pesetas, cantidad prohibitiva para la inmensa mayoría se llegaba ha comentar que una túnica costaba lo mismo que una fanega de tierra, por lo que decidieron confeccionar túnicas estilo a las usadas en Sevilla, cuyo costo era de 50 o 60 pesetas». Podemos decir, casi sin temor a equivocarnos, que existían casi tantos tipos de escudos como hermanos con túnica, los cuales siguiendo un patrón común, el corazón y los clavos, eran encargados a artesanos que realizaban personales adaptaciones de un escudo que oficialmente no estaba descrito por Regla.
De lo que decimos, existen aun algunos testimonios, conservados por hermanos y la propia hermandad, son escudos de plata o metal blanco, que conjugan personalísimas interpretaciones de los atributos descritos, aportando otros nuevos, como es el caso de elementos frutales y florales, ángeles y otras figuras. Entre estas figuras destacaremos la del crucificado que generalmente corona el corazón y cuyo tema nos remite a las primitivas reglas, allí en la regla 37 nos describe la indumentaria del muñidor: «…tenemos por bien qe se de una opa cerrada, larga, y un bonete qe sea leonado con su escudo qe tenga pintado un crucifijo…», en clara alusión al título de la primitiva hermandad del Santo Crucifijo.
Archivo Hdad.(Boletín nº 30)
FERNANDO LUQUE RUIZ