La Seña
Abriendo el último tramo del cortejo del Paso del Cristo encontraremos, escoltada por dos hermanos con varas, la “Seña”.
Se trata de una bandera enrollada o plegada alrededor de un asta rematada por una cruz, y recogida por un cordón en la parte inferior que presenta en su centro el escudo de la corporación. Es un emblema antiquísimo, parece ser la insignia más antigua de todas, como lo atestiguan las reglas de 1561 en su regla trigesimoctava, que ya la cita al tratar la hora a la que ha de salir la cofradía ” …de manera que a esta hora estén todos sin faltar ninguno, con todos sus aderezos, así de luz como de sangre y todos los demás, que estuvieran prevenidos para acompañar la Seña y al Crucifijo”. Ésta se situaba en la cabecera de la procesión para abrir camino, iniciando el cortejo, como lo demuestran las reglas de 1573 de la Veracruz en la que se indica: “que delante de la dicha procesión baya el Mayordomo con la Seña negra y luego los demás cofrades por su orden en procesión”Ocuparía este lugar inicial en las procesiones de nuestro pueblo, hasta bien entrado el siglo XX, y en nuestra Hermandad, en concreto hasta el año 1954 en el que se abriría el cortejo penitencial por primera vez con la Cruz de Guía.
Ha sido y sigue siendo hoy en día la insignia más representativa, pues es usada en todos los actos que celebra y al que asiste corporativamente la Hermandad.
Etimológicamente la palabra “seña” deriva del latín signa, plural de signum, que según la enciclopedia universal ilustrada espasa la define como: “Estandarte o bandera militar” “Antiguamente equivalía en el léxico militar a enseña o bandera” esta misma obra define también “enseña” como: “Insignia o estandarte”. Su origen hay que buscarlo sin duda en un carácter militar heredado de la Edad Media y en la ceremonia de la Santa Seña a la que hacíamos alusión al hablar de la bandera de la Hdad. y su peculiar forma de portarla recogida, una señal de luto.
Hasta los años 50 del pasado siglo se presentaba como una bandera simplemente fruncida y sin armazón, ofreciendo una estructura más alta, aproximadamente un metro mas de altura, y esbelta, como se conserva en los ajuares de hermandades sacramentales como las de San Sebastián, San Miguel o como lo podemos encontrar hoy en la vecina villa ducal de Osuna. En la actualidad, igual que en otros ámbitos de nuestra Semana Santa, en la que cada vez más se van importando modos y usos sevillanos, la “seña” ha incorporado una estructura o armazón a la parte central donde se coloca el escudo de la corporación, y ha rebajado su altura, convirtiéndose en un estandarte más propio de Sevilla, que algunos denominan incluso con el modismo sevillano de “bacalao”.
La Seña que posee nuestra Hermandad esta compuesta de:
– Vara o asta de 3´10 metros, esta integrada por 4 cañones de sección hexagonal, de un ancho superior al normal en este tipo de piezas, y de 5 nudetes dorados con estrecha moldura de sogueado, rematada inferiormente por regatón de forma esférica y superiormente por cruz latina de brazos rectos y cuya superficie se adorna con decoración sobrepuesta de cenefa floral de diseño neoclásico y por ráfagas simples doradas en los ángulos del crucero, presentando dicho remate un estado algo deteriorado.
– Lienzo o paño de terciopelo burdeos que se recoge al asta por medio de sendos cordones de oro fino rematados en borlas, uno en su parte superior y otro en la central que deja colgar la tela a modo de faldilla que se remata por unos finos rapacejos dorados. Por el reverso, quedan cosidos los lados de la bandera, por flecos dorados dejando un hueco para poder meter la mano y asir el mástil.
– La parte central de lienzo o bandera lo ocupa el Escudo de la hermandad, que presenta en esta ocasión los elementos consabidos que se repiten en las distintas interpretaciones de la heráldica de la cofradía, a saber; el corazón, en este caso inflamado y cinchado por corona de espinas, y sobre este los tres clavos, todo ello realizado con las técnicas de repujado, cincelado y burilado en plata sobredorada. Rodeando a este, presenta una ráfaga o aureola de plata en su color con decoración floral de clara inspiración neoclásica en su interior y haces de rayos biselados en el exterior.
Toda la labor de orfebrería, tanto del asta como del escudo, pueden fecharse en la 2º mitad del Siglo XIX, debiéndose su traza al orfebre sevillano José María Olavide que tuvo taller y tienda en la sevillana calle de Chicarreros números 3 y 4, y que realizó numerosos trabajos para nuestra hermandad.